

Muestra de tradición estudiantil. De acuerdo a la información a la que pudo acceder Diario Río Uruguay, la muestra está compuesta por más de 70 fotografías pertenecientes al archivo personal del fotógrafo Edgardo Palauro.
Se trata de un registro invaluable que abarca desde los años 60 hasta los 90 y que retrata momentos únicos de desfiles, carrozas y encuentros estudiantiles que fueron mucho más que simples festejos “se convirtieron en un verdadero símbolo de unión y creatividad”, aseguran.
Los orígenes de una tradición
La historia de estas celebraciones tiene su punto de partida en 1962, cuando un grupo de jóvenes decidió organizarse y dar vida a ECU (Estudiantes Concordienses Unidos). Con entusiasmo y compromiso, lograron poner en marcha el primer desfile primaveral de carrozas y comparsas estudiantiles, marcando el nacimiento de una tradición que, con el paso de los años, se fue afianzando como una de las más esperadas por la comunidad.
Ese espíritu colectivo, caracterizado por largas jornadas de trabajo en talleres improvisados, la colaboración entre escuelas y la puesta en valor de la imaginación juvenil, sigue siendo recordado como una de las huellas más fuertes de la identidad concordiense.
La propuesta del museo
Desde el 8 de septiembre y hasta finales de octubre, vecinos y visitantes podrán recorrer esta muestra fotográfica en el Museo Regional Palacio Arruabarrena, ubicado en la intersección de Entre Ríos y Ramírez.
La entrada será libre y gratuita, mientras que los horarios de visita se extenderán de lunes a viernes, de 8 a 12 horas. Además, desde la organización invitaron a la comunidad a sumar sus propios recuerdos. “Si conservás fotografías de ediciones anteriores, acercalas al museo. Cada imagen forma parte de nuestra memoria viva”, remarcaron.
Una cita con la memoria colectiva
Lejos de ser una simple exposición, la propuesta busca reavivar un sentimiento compartido por varias generaciones de concordienses que alguna vez participaron de estas fiestas como estudiantes, docentes, familiares o simples espectadores.
El recorrido visual se transforma así en una oportunidad no solo para rescatar el colorido de los desfiles, sino también para reafirmar la importancia del trabajo en equipo, el compromiso estudiantil y la fuerza de una tradición que, como señala el título de la muestra, mantiene “el espíritu intacto”.