Comadrejas en Concordia.
El pasado fin de semana, ante el aviso de los vecinos, personal de Bomberos Voluntarios debió proceder y capturar a dos comadrejas en el ejido urbano de Concordia. Uno de los ejemplares sorprendió a todos en un lavadero ubicado en calle Las Heras al 50.
El otro hizo lo propio en un domicilio particular, en inmediaciones de calles Brasil y Misiones.
Los bomberos debieron actuar de forma cuidadosa para no lastimarlos, ya que - por obvias razones - los animales intentaron defenderse, adoptando actitudes violentas y queriendo morderlos.
Ambas comadrejas, finalmente y con la pericia del caso, fueron devueltas a zona rural.
Datos y curiosidades
En Argentina, Paraguay y Uruguay se la llama comadreja overa, comadreja mora, comadreja picaza, comadreja común o simplemente comadreja. Aunque no son agresivas, pueden morder si se sienten amenazadas.
Además, como muchos mamíferos silvestres, pueden transmitir enfermedades como la leptospirosis, el mal de Chagas o, en casos excepcionales, la rabia.
Las comadrejas en Argentina, que en realidad son zarigüeyas o comadrejas overas, son animales omnívoros que se alimentan de una gran variedad de cosas, incluyendo insectos (como cucarachas y arañas), roedores, frutas, huevos, pequeñas aves, sapos y lagartos, y en ambientes rurales, pueden consumir pollos y otras aves de corral.
Desempeñan un rol fundamental en el ecosistema al controlar poblaciones de insectos y roedores que pueden transmitir enfermedades, actuando como un aliado para la salud pública.
Son más propensas de ver en zonas rurales, son ágiles, escurridizas y silenciosas; por lo que también pueden aparecer de pronto en casas o en contextos semiurbanos.
Generalmente, deciden acercarse a una casa en busca de alimento, refugio o agua. Si encuentran basura accesible, frutas caídas, gallineros o espacios cálidos donde resguardarse, es probable verlas en las viviendas.
También es común que busquen anidar en altillos, galpones o entre techos. La presencia de comadrejas en los hogares suele ser más frecuente en otoño e invierno, cuando la disminución de alimento en la naturaleza las lleva a explorar nuevos territorios en busca de sustento y abrigo.
Si bien suelen evitar el contacto directo, es importante conocer los riesgos asociados a su presencia. Pueden generar problemas de higiene, ya que suelen dejar excrementos y orina en los lugares donde se refugian.
Identificar su presencia puede ser sencillo si se presta atención a ciertas señales. Excrementos pequeños de forma alargada, ruidos en el techo o en galpones durante la noche, huellas pequeñas de cuatro dedos, un olor fuerte debido a sus secreciones corporales o restos de alimentos mordidos o desparramados, son indicios comunes de que una comadreja ingresó al hogar.
Ante estas señales, es fundamental actuar con precaución. En caso de que una comadreja ya haya ingresado, lo ideal es no intentar atraparla directamente. Se aconseja contactar a un centro de rescate o zoonosis, o bien dejar una puerta abierta durante la noche para facilitar su salida.