Jóvenes expuestos a lo digital. Si bien la alarma es en todo el país, particularmente en Entre Ríos las cifras del reciente informe elaborado por la Coordinación Nacional de Juventud y la Cruz Roja Argentina muestran una tendencia que preocupa a especialistas, familias y educadores.
La investigación incluyó a más de 11 mil estudiantes de secundaria de 16 provincias —entre éstas Entre Ríos— y describió un escenario que se consolida en contextos atravesados por una digitalización acelerada.
En el caso entrerriano, directivos escolares y equipos técnicos reconocen que la presencia del juego virtual creció con fuerza durante el último año. Aunque las restricciones legales impiden el acceso a menores de 18 años, la disponibilidad de teléfonos celulares, billeteras electrónicas y publicidad permanente deriva en prácticas que se instalan sin mayor resistencia en la vida cotidiana.
Seis de cada diez alumnos del país tienen contacto directo o cercano con estas actividades, y la distribución provincial muestra comportamientos similares en los establecimientos locales.
Los datos del informe indican que el grupo de pares constituye la vía de entrada más frecuente. Entre quienes ya apostaron al menos una vez, el 57% lo hizo por sugerencia de amigos y un 78% tomó conocimiento a través de compañeros o conocidos. Entre Ríos no escapa a esa dinámica, docentes consultados por el Observatorio Humanitario describieron conversaciones habituales sobre resultados deportivos, pequeñas ganancias y supuestos “trucos”, que circulan en recreos y grupos de mensajería.
Familia e impacto emocional
La dimensión familiar también influye. Casi el 40% de los jugadores adolescentes convive con adultos que participan en plataformas online, lo que normaliza ciertas conductas y disminuye la percepción de riesgo.
La investigación advierte que un 79% de quienes apuestan reconoce la posibilidad de desarrollar adicción, y un 12% quedó endeudado. Este punto se reflejó en consultas recientes en escuelas entrerrianas, donde los equipos orientadores detectaron casos de jóvenes que solicitaron ayuda por pérdidas económicas.
El impacto emocional aparece como otra variable crítica. Entre quienes respondieron la encuesta, el 69% señaló episodios de ansiedad o malestar relacionados con el juego digital, y casi la mitad mencionó alteraciones del sueño y bajo rendimiento escolar.
Edad temprana de inicio
La edad de inicio, que ronda los 13 o 14 años, es especialmente preocupante, dado que en esa etapa la capacidad de evaluación crítica aún está en formación. El estudio también destaca diferencias de género: el 24% de los varones admitió haber apostado, frente a un 8% de las mujeres. Las docentes entrerrianas señalan que los varones suelen involucrarse en circuitos informales ligados al deporte, mientras que las chicas expresan mayor preocupación por los efectos emocionales.
La publicidad online funciona como un motor central. Entre el 71% y el 79% del total de estudiantes vio contenidos promocionales aun sin participar directamente. Redes sociales, transmisiones deportivas y creadores de contenido forman parte de un ecosistema que opera sin limitaciones claras. En escuelas de la provincia, los jóvenes reconocieron recibir notificaciones personalizadas y bonos de bienvenida en sus teléfonos.
El informe remarca, además, la dificultad para distinguir plataformas legales e ilegales. Más de la mitad de los estudiantes no logra diferenciarlas, lo que genera alta vulnerabilidad en contextos sin regulación efectiva. El 80% asegura que los mecanismos actuales para impedir el ingreso de menores no funcionan. Las billeteras digitales, utilizadas por el 83% de los jugadores, complican la detección de identidades y edades reales, un problema señalado también por organismos provinciales.
En los establecimientos educativos, el tema se discute poco
Entre el 79% y el 87% de los estudiantes aseguró no recibir información ni acompañamiento formal. La naturalización del juego, advierte el documento, se replica en charlas grupales, rutinas diarias y espacios recreativos. La Cruz Roja sostiene que la combinación de silencio, validación social y falta de contención institucional obstaculiza la intervención temprana.
El relevamiento destaca, asimismo, que el fenómeno es transversal en todo el territorio. Aunque el Área Metropolitana de Buenos Aires registra los porcentajes más altos, Entre Ríos se alinea a la media nacional, con casos detectados tanto en zonas urbanas como rurales. Los especialistas remarcan que la facilidad de acceso y el uso extendido de dispositivos impiden trazar fronteras claras.
Frente a este panorama, la organización humanitaria recomienda acciones coordinadas entre escuelas, familias, empresas tecnológicas y organismos estatales. Entre las propuestas se mencionan fortalecer la alfabetización digital, crear campañas accesibles, mejorar la supervisión de billeteras electrónicas y generar estrategias de acompañamiento juvenil con enfoque preventivo.
En Entre Ríos, los equipos de orientación escolar consideran urgente incorporar protocolos de detección temprana y herramientas de intervención que contemplen el entorno digital como parte de la vida cotidiana.
Fuente: Diario Uno Entre Ríos.